Gilberto Filipe

En la tierra del campeón: una mañana con Gilberto Filipe en la Quinta da Horta

El sonido de los cascos sobre la arena techada nos anuncia que aquí se vive el pulso de la alta competición
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Quinta da Horta (Portugal) – La mañana se despliega con calma sobre el paisaje rural del Ribatejo. A medida que nos acercamos al Picadero da Quinta da Horta, el sonido de los cascos sobre la arena techada nos anuncia que, dentro, ya se vive el pulso de la alta competición.

Son poco más de las once, pero el bicampeón mundial de Equitación de Trabajo, Gilberto Filipe, lleva ya más de tres horas montando. Nos recibe con una sonrisa, desde lo alto de Morante, uno de sus ocho caballos campeones. Un ejemplar de raza lusitana con el que sueña volver a lo más alto del podio mundial.

QUINTA DA HORTA
En la pista, sus alumnas entrenan bajo su atenta mirada. Las ordenes son, en inglés para unas y portugués para otras

“Empiezo cada día a las ocho. No hay días libres. Rara vez descanso. Puedes contar con los dedos de una mano los días que no monto en todo un año”, nos dice, mientras acaricia suavemente el cuello de Morante. “Pero no hago lecciones largas. Si el caballo alcanza el objetivo, paro. Así mantengo su entusiasmo y motivación para la siguiente.”

La pasión de Gilberto no se limita al entrenamiento diario. Su jornada se extiende entre 10 y 12 horas, combinando monta, clases, y el seguimiento de una caballeriza que supera los 60 caballos. “Todos se montan. Algunos en clases, otros para competir. Todos se trabajan. No hay caballos de adorno aquí.”

Quinta de Horta
El caballo Morante lidera el Ranking Mundial de Equitación de Trabajo

El caballo como espejo

Nacido en 1980, en Alcochete, Gilberto creció entre campos y animales. Su formación académica incluyó estudios en ingeniería agrícola en la Universidad de Évora, pero su verdadera vocación galopaba mucho antes.

QUinta da Horta
Gilberto F. Nos comenta que en la Equitación de Trabajo, encontro su lugar.

“Tenía nueve años cuando monté por primera vez, y fue aquí mismo, en este picadero. Mi padre y mi abuelo tenían fincas con animales. Luego vino mi primer caballo, Zafra, de la ganadería del torero Juan Moura. Como era un caballo de toreo, mis inicios fueron toreando vaquillas.”

Su vinculación con el mundo taurino fue seria: obtuvo la prueba de practicante en 2000 y tomó la alternativa como “cavaleiro” en la plaza del Montijo en 2004. No obstante, a los 20 años, su atención se desvió hacia una disciplina entonces poco conocida: la Equitación de Trabajo. Ahí, encontró su verdadero lugar.

“Me atrapó completamente. Esta disciplina tiene de todo: doma, vaquera, velocidad, dressage. Es completa. Un jinete que destaque aquí puede competir en cualquier disciplina. Porque lo hará bien.” Nos comenta sin titubeos.

Zinque das Lezírias, el caballo que nadie quiso

Cada campeón tiene su caballo estrella, pero Gilberto en este momento tiene ocho. Su historia con Zinque lo define: “Era de un amigo. Los otros jinetes lo veían flaquito, sin cualidades. Pero yo lo probé y vi que tenía algo especial. No era el más bonito, no tenía el mejor trote, pero su galope era excelente y su mente aún mejor. Y así, empezamos a ganar”.

Para Gilberto, elegir un caballo es algo casi instintivo. “Sientes la energía. No es solo técnica o cualidades físicas. Hay caballos con aires perfectos, pero sin alma. Otros, como Zinc o Morante, transmiten algo especial. Eso es lo que busco. El carácter, la mentalidad, la conexión.”

Quinta da Horta
Cada campeón tiene su caballo estrella, pero Gilberto en este momento tiene ocho

Esa historia se repetiría varias veces. Gilberto ha logrado lo que pocos: tener ocho caballos diferentes campeones a nivel nacional o internacional. “Creo que eso no lo ha conseguido ningún jinete todavía. Es una bendición.”

Morante, el heredero del trono

En 2022, Gilberto ganó su segundo campeonato del mundo con Zinque das Lezírias. Ahora, la mirada está puesta en Morante, un lusitano que conoció cuando apenas tenía tres años.

“Lo vi pasar en una feria, y me encantó. Lo compré meses después. Tiene carisma, energía, un carácter especial. Esas cosas se sienten. No es sólo técnica o buenos aires. Es la energía del caballo, su mentalidad. Con eso y trabajo, se crea la conexión.”

Los resultados ya hablan por sí solos: Morante lidera el Ranking Mundial de Equitación de Trabajo y en 2024 fue clave para que Portugal se consagrara campeón de Europa por equipos. Gilberto, por su parte, se coronó campeón europeo individual.

El lusitano: un aliado natural

En la Quinta da Horta conviven caballos de distintas razas, pero el lusitano predomina. No por moda, sino por eficacia. “No digo que sea la única opción, pero con el lusitano tienes más garantías. En el último Europeo de Juniors, el primero fue mi hija Carminho, con un lusitano, el tercero Lara Antunes, también con un caballo Lusitano. En Seniors, ocho de los diez primeros caballos eran lusitanos.”

Para Gilberto Filipe, en equitación de Trabajo, el lusitano predomina. No por moda, sino por eficacia

Gilberto destaca la silueta, la agilidad, la capacidad de reunir los posteriores, la elegancia natural. “Todo eso ayuda. Pero lo más importante es su carácter. Son caballos que quieren colaborar. Eso es oro.” Remata.

Disciplina diaria y sueños sin fin

Más allá de los títulos, Gilberto se define por su obsesión saludable con el trabajo diario. “Ganar es peligroso. Porque vicia. Pero también te exige más. Te hace soñar más.”

Ese espíritu incansable es lo que lo convierte no solo en un campeón, sino en un verdadero jinete. “Yo quiero seguir soñando, mientras pueda. Porque los sueños —dice sonriendo, mientras acaricia a Morante— se llevan hasta la muerte. Y cuando lo logre, buscaré un nuevo caballo especial. Uno que, como Zinc o Morante, me trasmita su energía silenciosa”.

Quinta da Horta
Gilberto entrenando con su hija, Carminho Filipe de 12 años, quién ya posee varias medallas.

En su vida no hay lugar para la complacencia. Cada día es una oportunidad de reinventarse, de preparar un nuevo caballo, de formar a la próxima generación. De hecho, su hija —de apenas 12 años— ya compite y ha ganado medallas en la categoría junior.

En el mundo de Gilberto, los sueños no se jubilan. Se montan, se entrenan y se persiguen… hasta el último galope.